Relato escrito por @LlanoNataniel y @misletrasnuria1
Era un día gélido impulsado por el viento de las colinas. En la cabaña sobre la cúspide de la montaña, un bravo guerrero invocaba las fuerzas del mal, gobernadas por el temido "Sin nombre". Aquel que osaba mencionarlo era ejecutado sin miramiento.
El odio se veía en los ojos del guerrero. Quería aniquilar a sus rivales y para ello haría cuanto fuera necesario, pero algo salió mal durante el conjuro y empezó su desdicha; matar, para sobrevivir ante la orda de brujos que se avecinaba.
El hechicero del reino convocó una lucha a muerte, en cuyo combate su poderoso brujo más adelantado sería la élite del duelo. Sé produjo un gran combate. Sin embargo durante la lucha fueron detenidos traicionados por el hechicero que ordenó que les encerrasen en las mazmorras del averno, de donde solo el guerrero salió con vida meses después dispuesto a vengarse del rey denominado "El empalador" y su séquito de brujos malhechores.
El guerrero consultó a sabios y textos antiguos. Esta vez no podía fallar al invocar al "Sin nombre".
—Señor, ven a mí, úsame para volver e instalar tu reino. Solo pido ayuda para mi venganza —decía el resentido guerrero, mientras añadía su sangre al hechizo.
Al tiempo que recitaba las fórmulas, la tierra se partía y el firmamento se tiñó del color de la sangre. El viento aullaba y aullaba. Luego se hizo un silencio espeso.
—Aquí estoy mi leal servidor, — rugió un ser de pesadilla.
Se irguió sobre sus piernas gruesas como troncos, para extender sus tres metros de altura, abrir sus cinco ojos y probar el filo de la abundante cornamenta.
—Ahora tienes que ayudarme a resucitar mi ejército —ordenó.
El guerrero partió a buscar la savia de diez mancebos y diez vírgenes, era el ingrediente principal.
Durante treinta días recorrió los territorios más bastos en tierras áridas donde por fin entre dos colinas, en el temido "Paso del diablo" encontró el harén del sultán Quefir, un berebere que repudiaba sus orígenes; allí convivía con cien mujeres y doscientos hombres.
En la zona del Serrallo vivían las Cariye, que esperaban tener el honor de ser llamadas al aposento del sultán; más de veinte vírgenes custodiadas por sus respectivos eunucos.
El guerrero comunicó a Quefir que era una orden directa de Satán, e inmediatamente Quefir dio la orden de que le fuesen entregados.
Las jóvenes Cariye y los mancebos fueron ejecutados y extraída hasta la última gota de su sangre. El guerrero en su avaricia decidió guardan un poco del líquido obtenido.
—Ten cuidado con quien haces pactos, —señaló Quefir, — siempre se guarda alguna sorpresa.
—Yo también sultán —replicó. — Saldré al amanecer.
El hombre le indicó con un gesto de cabeza que estaba de acuerdo y ordenó le llevasen a su aposento.
Relato escrito por:
Nuria de Espinoza
Espana
Nataniel Llano
Paraguay
Both And One (The Left Hand Of Darkness) by Vanessa lemen
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